En pos de la virtud (una cosa de psicóticos)

2/20/2009
7:09:23 PM CaBaNiLLaS: ...es un libro de una psicótica que sufre mucho y delira . . .
7:10:11 PM CaBaNiLLaS: se parece un poco a lo de Jacobo Fijman, el enfermo mental
7:10:16 PM CaBaNiLLaS: inconecto
7:10:31 PM: (autódios): por qué sufro yo? no entiendo mucho la causa de mi dolor
7:10:51 PM CaBaNiLLaS: yo tampoco sé por qué sufro
7:11:02 PM (autódios): que raro eso no?
7:11:07 PM CaBaNiLLaS: cuando no tomo mi pastilla sufro por sufrir; por el mundo, por todo
7:11:07 PM (autódios): ...tengo muchas hipótesis
7:11:16 PM CaBaNiLLaS: angustia lacerante y sufro mucho
7:11:20 PM (autódios): sí, yo también
7:11:23 PM (autódios): por qué ah?
7:11:29 PM (autódios): es una enfermedad nomás no?
7:11:31 PM(autódios): o qué?
7:11:35 PM CaBaNiLLaS:
7:11:55 PM CaBaNiLLaS: es una enfermedad que le toca a las personas mas sensible de la tierra...
7:12:10 PM CaBaNiLLaS: por eso sufrimos, por nuestra extrema sensibilidad
7:12:26 PM CaBaNiLLaS: mi deber ante eso es
7:13:05 PM CaBaNiLLaS: ser trasladadora del otro lado de la realidad, de trasmitir la voz, LA VOZ de mi interior que es la voz del mundo entrada a través mío
7:13:15 PM (autódios): sí, sí, exactamente!!!
7:13:24 PM CaBaNiLLaS: eso hago siempre cuando pinto
7:13:27 PM CaBaNiLLaS: cuando escribo
7:13:30 PM (autódios): sí, yo también, yo también
7:13:35 PM (autódios): ...es que somos mártires!
7:13:47 PM (autódios): por qué?, es tan raro, pero, es así
7:13:59 PM (autódios): "El martirio del Santo"
7:15:12 PM CaBaNiLLaS: Sí.
7:15:12 PM CaBaNiLLaS: Si Van Gogh o Artaud vivieran hoy en día, tomarían mi pastilla y podrían vivir como tu dijiste "llevaderamente" para poder ser capaz de trasladar la visión y la voz de nosotros que es la voz del mundo. Todo está ahí, en la espera del rescate inusitado, aguardando calladamente, para ser retomado y cantado o gritado en una poesía por quién tenga los ojos para verlo y el oído para escucharlo.
7:17:07 PM CaBaNiLLaS: Alejandra Pérez (poeta). . .ella lo dice en mas simples palabras
7:18:28 PM CaBaNiLLaS: "el poeta - el santo- el artista, son ellos los enviados"
7:18:33 PM CaBaNiLLaS: los que les toco
7:18:41 PM CaBaNiLLaS: y punto
7:21:20 PM CaBaNiLLaS: LO QUE NOS TOCO!!!!
7:21:25 PM CaBaNiLLaS: NOS!!!

Jacobo Fijman
Contribución a un intento de conocimiento



La siguiente entrevista a Jacobo Fijman fue realizada y publicada por V. Z. L. -principal difusor de la obra de J. F. -en la revista Talismán , número 1, Bs. As. , mayo de 1969. Posteriormente, apareció en versión extendida en forma de libro: El pensamiento de Jacobo Fijman o el viaje hacia la otra realidad , Rodolfo Alonso Editor, Bs. As. , 1970.

En la medida que un ser humano puede ser objeto de conocimiento, y ese conocimiento compartido, señalamos luego de más de un año de entrevistas, lo que más nos ha impresionado de Jacobo Fijman. Su humor corrosivo. En el estricto sentido de humor surrealista. Su autenticidad de poeta: que trasciende hasta en sus menores gestos. Que le ha determinado estas formas de vida. Estos castigos sobre su persona. Y su bondad, más allá del olvido de quienes fueron sus amigos y compañeros de generación; más allá de los policías que lo castigaron; más allá de los jueces que lo privaron de su libertad, más allá de los psiquiatras que le descargaron sus odios y su propia enfermedad; más allá de los que supieron de su situación y nada hicieron, la enorme bondad de Jacobo Fijman, equilibrando tantas de nuestras maldades, perdonándonos.
Vicente Zito Lema

¿Cuáles son sus relaciones con los colores; y en especial con el blanco, el negro y el rojo?
Los colores centrales son el violeta y el verde. Y los periféricos son el rojo, el amarillo, el anaranjado y el azul.
Yo siento preferencia por el blanco y el negro. Me gustaba ir vestido todo de negro y con guantes blancos. Estos son los dos primeros colores nombrados en el Génesis. Separó Dios la luz de las tinieblas. . . Amo el blanco. En el palacio los reos iban vestidos de blanco. . .
El negro es melancolía. Yo vestía de negro porque no tenía por quien enlutarme. En cuanto al rojo. Ah. El accidente del aire fácilmente conjuga con el fuego. Pero el secreto es saber cuál es el accidente.

¿Cómo siente la poesía?
Es un estado de ánimo, antes de la reflexión. En cuanto a lo demás, me remito a la obra poética de Aristóteles.
Esto es un secreto de estado. Yo he tenido una infancia poética. Desde niño me llamaban el poeta.

¿Qué autores han tenido mayor influencia en su formación literaria?
En mi infancia toda la obra de Sherlock Holmes, que me sirvió después para hacerle una crítica a Dostoievsky, quien alardeaba de sus novelas psicológicas. Este trabajo se publicó en el diario Crítica, en 1927; también Lamartine, con su novela Graziella. Después de leerla, me declaré a una muchacha que tenía 20 años. Era muy hermosa. Yo un niño. También Pushkin, un negro comprado por un embajador de Pedro el Grande; de él leí La Hija del Capitán; y Victor Hugo, que me fue recomendado por un espiritista. Recuerdo también los cuentos de Callejas.
Ya de grande, ningún escritor ha tenido en mí una influencia decisiva. Aunque he leído muchísimo; especialmente a Santo Tomás de Aquino, y a todos los maestros de la patrística latina y de la patrística griega.

¿Cuál es su símbolo?
La palabra; que es símbolo. Y la cruz, el símbolo de San Atanasio. ¿Hay soberbia en el ejercicio del poder?
Sería una soberbia notable. Pero habría que juntar el poder temporal y el poder espiritual. Yo me considero un aristócrata en el concepto de virtud.

¿Hay equilibrio entre su poesía y al que le cortan la lengua por no mentir?
Sí. En primer lugar, por aquello «de que al principio fue el verbo ». Y quise dar con ello.

¿Qué valor le asiste a un asesinato?
Los asesinatos tienen el valor de que el asesino va al infierno. Es pecado de segundo modo. Primer modo es pensarlo. Segundo, el clavarle la cuchillada. En general, la decapitación es el más fácil de los métodos de matar. Y el más espantoso el estrangulamiento. Pero yo deploro los asesinatos. Ni aun justifico la muerte en las cruzadas. A los herejes simple mente habría que tenerlos encerrados.

¿Qué significan los títulos de cada uno de sus libros?
Molino Rojo recuerda la demencia, el vértigo. Yo buscaba un título para esa obra que significara mis estados. Y reparé en un molinito viejo que tenía en la cocina. De color rojo. Para moler pimienta. Y vi en ese objeto todo lo que mi poesía quería expresar.
Estrella de la Mañana, en cambio, se refiere a los estados místicos que yo había adquirido en esos años. Ya había sido bautizado, convirtiéndome a la religión católica, y quise expresar con ese título la encarnación del verbo.
En cuanto a Hecho de Estampas, yo trataba de volver a la filosofía escolástica. Y volver fundamentalmente a Aristóteles. Y en una visita al Museo del Louvre quedé impresionado por los maestros clásicos, por su pintura religiosa. Cuando luego vi unas estampas de esos cuadros religiosos, las asocié a mis poemas. De ahí Hecho de Estampas.

¿En qué medida la enfermedad mental puede influir en una obra artística?
Corelli, el músico, escribió una sonata, La Locura, después de estudiar esas enfermedades. Después de tocar la sonata, él salía a la calle a conocer a la gente. Y veía que todos estaban locos. Yo he estudiado psiquiatría. Y sé que los ciegos y sordomudos son dementes. En cuanto a mi obra, los médicos dicen que no hay en ella signos de enfermedad. Y yo lo creo, ya que no hay en mi poesía nada en contra de la gramática. En Artaud, la enfermedad influyó en contra de su obra. Pero él no podía alejarse de la locura. Porque era la locura de Satán. Si Artaud hubiera estado sano, estudiaría la escolástica. Hay que estudiar. El Conde de Lautréamont era un loco. Yo leía su obra y supe de su vida estando en Uruguay. Era un hombre pésimo. Se dedicaba a los vicios. Y hacía poesía con ello. Era un monstruo. Sólo en él había locura. Nerval en cambio era bueno. Pero se ahorcó de un farol. Le gustaban las manzanas. Lautréamont y Artaud me angustian. Su psicología es la de los vagos. Yo estaba atraído a ser como ellos, pero me salvé con la misa y los libros santos.
El sufrimiento de los viciosos no es noble. Es muy alejado al de los mártires.

¿Cómo se relaciona el hecho de ser usted violinista con su poesía?
En la medida. Mi poesía es toda medida. De una manera que la acerca a lo musical. En Molino Rojo hay una gran influencia de la sonata de Corelli La Locura. Esta sonata tiene dos formas de ejecución. «El Loco» y «La Loca»; según sea un hombre o una mujer el ejecutante. En Hecho de Estampas hay influencia de los cantos gregorianos. Y en Estrella de la Mañana la medición sigue la del latín eclesiástico.

¿Cuál es su visión de la realidad?
La realidad es el ente. Y el ideal de realidad Dios. Ente increado. No hay nada más real y más evidente que Dios.

¿Cuáles son las cosas a las que tiene mayor afecto?
No es muy fuerte mi afecto con los objetos. Además, prácticamente no tengo nada. Alguna ropa, unos libros, una pipa. . . Pero hay casas hasta donde un cuadro de Modigliani está fuera de lugar. Y amo entonces la mesa y el mantel.

¿Piensa que su obra se identifica con alguna corriente poética?
No. Está fuera de cualquier escuela literaria. Nunca seguí a nadie. Aunque espontáneamente me considero un surrealista. Los surrealistas son auténticos poetas; pero blasfeman y son satánicos. En Francia conocí a varios de ellos. Aunque ya sus caras no las recuerdo bien. Una noche nos presentamos; estaban Breton, Eluard, Desnos, venían a darme una recepción. Pero alguien o algo hizo que se apagara la luz. Y no nos pudimos dar ni las manos.
A Artaud lo conocí en un café, La Coupole, donde tomamos un vaso de vino blanco. Estuvimos a punto de pelearnos. Yo me identificaba con Dios y Artaud con el Diablo. Sin embargo le tengo aprecio. Un poeta tiene que estar al servicio de Dios. Y sino que esté al servicio del demonio.

¿Por qué dejó de publicar su poesía?
En primer lugar porque la publicación de mis obras me la tenía que pagar yo. Y apenas tenía para comer. . . Además me propuse cambiar de vida. Y me dediqué exclusivamente a la filosofía escolástica y a todos los poetas que aparecen en la patrística. Pero fundamentalmente, por miedo a perderme en la literatura y alejarme de (…)

¿Se considera un santo?
No sólo me considero, lo soy. Pero mejor no decirlo porque no lo entenderían. Para los médicos eso es enfermedad. Y ellos no saben lo que es un santo. Sólo tratan a los demás como enfermos. Se guían por los síntomas. Y otras obligaciones no tienen. En esta sociedad está prohibido ser santo. Aun por la Iglesia.

¿Cuál es el significado de esa imagen que tanto reitera en sus poemas: «la noche de los corderos»?
Hay tres noches. La primera noche corresponde a los sentidos. La segunda noche a los sentidos internos. Y la tercera noche es la del intelecto. Pero el viador (sic) debe ser sincero.
Yo soy un muerto. Pero vivo en Cristo.
Los corderos significan la unidad divina. Cuando eran sacrificados en el Templo Judío, debían tener un año, para representar la unidad.

¿Quién te enseñó la física?
Los egipcios.

¿Quién te enseñó la magia?
Los caldeos.

¿Pero quién te enseñó el misterio de la unidad divina?
El pueblo de Israel.

¿Tiene miedo de la muerte?
Ningún miedo. El que hace la vía ya no tiene miedo. Además ya lo he dicho; me considero un muerto. Un muerto en vida. Vivo en Cristo. Todas las enfermedades ya están en potencia. Simplemente se hacen visibles en el momento de morir.

¿La Biblia es un texto poético?
La Biblia es un libro de Dios. Y no tiene fondo. Aunque realmente el Apocalipsis es un poema terrible.

¿Para qué escribe?
Lo hago para que mis actos se ordenen a Dios. Buscando la verdad y no la oscuridad. Y escribo para Dios y para mi perfección. Y Dios sencillamente lo aprueba. Y esto dicho en lengua baja. Para que todos me entiendan.

¿Para qué pinta?
Entre mi pintura y mi poesía hay una misma mano. Las mismas concepciones. De niño me dijeron que sería un gran pintor. Y entonces quemé todo. Ahora lo hago para perfeccionar mis sentidos, externos e interiores. Sólo de esa forma es válido pintar y escribir. Y hasta que los que se dicen pintores y escritores no lo entiendan, deberían dejar esas cosas. Porque están mintiendo. El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad.

¿Cómo ve esta ciudad?
Esta es una ciudad que no es buena. Es realmente mala. Corrupta. Llena de gente depravada. Hay una falta absoluta de moralidad. Es una ciudad hipócrita. Hasta parece que fuera la hipocresía su estado natural.

¿Qué motivó su conversión de judío a católico?
No es conversión de judío a católico. Es simplemente la aceptación de la religión católica, apostólica y romana.
Porque lo de judío no se pierde. Esta conversión es una concepción de la gracia. Porque Dios seguramente ha encontrado méritos para convertirme. Para concederme ese conocimiento y esa fe.

¿Ha sufrido castigos?
Sí. Pero no me quejo. ¿Quién se podría quejar luego de la pasión de Cristo? Hace ya de esto muchos años. Yo era joven. Una tarde estaba como extasiado, y un Apolonio, entrerriano, me llamó y me dijo: vamos a caminar. Nos pusimos a caminar, y cuando llegamos a una esquina de la Comisaría 4 °, no recuerdo cuál era, o cuál es ahora, mi amigo me empujó contra el vigilante. Vaya a saberse si era por una broma o qué sería. . . Y entonces el vigilante me dio un golpe con esa vara que llevan. En la sien izquierda y otro en la sien derecha. Luego me llevaron al interior de la Comisaría, me estiraron en el suelo, y me golpearon con las varas. Me golpearon en las rodillas, en las manos, en la cabeza. Es completamente milagroso el estado mío, de que aún esté vivo. Después me desnudaron, me pusieron en un calabozo. Por la mañana, ellos deben haber avisado a mis padres, que todavía vivían. Y me sacaron de la Comisaría. Eso fue todo. Eso, y que les dije que era el Cristo Rojo. Lo sentía como una cosa cierta. Acaso no enseña San Pablo «ser como otro Cristo». Y mi intención era presentarme como un Cristo revolucionario. Por eso lo de Rojo. Mi grito «yo soy el Cristo Rojo» fue mi única respuesta a los golpes. Y me quedé quieto contra la pared.

¿Por qué está internado en este sitio?
Según los médicos debido a que estoy enfermo. Trastornos mentales. Yo creo sin embargo que la mayoría de la gente padece de trastornos mentales, incluso los propios médicos. ¿O acaso la mayoría de los que están en los almacenes y en las tiendas es gente de razón? ¡Ninguna! Y los médicos por ejemplo, el que más o el que menos padece de psicosis. ¿Y es que alguien sabe lo que es el alma, lo que es el intelecto? Pero así como hay muchos delincuentes que han cometido delitos, y trabajan y no los tocan para nada, también una persona por más loca que fuera, si trabaja no la internan. Cuando a mí me internaron, hacía más de una semana que estaba en la calle, sin comer, sin dormir. Me llevaron en ese estado desfalleciente a Villa Devoto, me tuvieron dos días, y luego me trajeron aquí. Eso fue en el año 1942. Me aplicaron el electroshock. Se ve que querían sacarme la enfermedad del cuerpo. Pero yo no me quejo. De qué tendría que quejarme. Los médicos son buenos. Hacen lo que pueden. Recetan, dan consejos. . . Y además, si me fuera de acá, ¿adónde iría? No tengo nada. No tengo a nadie.

¿Cómo ubica su obra en relación al momento social y cultural en que fue escrita?
Molino Rojo aparece en el momento en que se está preparando la revolución contra Yrigoyen. Las hijas de Ortiz fueron mis discípulas, en las clases que yo tenía como profesor de francés. Culturalmente no existía nada. Sólo el movimiento Martín Fierro. Era una época de pobreza atroz. Yo vivía simplemente por casualidad. Mi casa estaba cerca de la de Gardel, quien me quiso sobornar para que hablara bien de él. Una vez me balearon desde la Escuela Militar, Pienso si mi internación no habrá sido una medida divina para que no me mataran. Amaba el ruido de las balas más que la novena sinfonía. Molino Rojo tenía un título que atrapaba a los anarquistas y socialistas. Reaccionaban instantáneos ante el color rojo. Se notaba en la ciudad un estado de demencia general. Y en Molino Rojo desde luego hay una intención que empieza por la demencia; uno de esos poemas dice: «Demencia, el camino más alto y más desierto. . . »
Cuando escribí Hecho de Estampas estaba en París. Allí había guerra entre los monárquicos y los otros partidos. En el fondo todos eran unos vagos. Y creo que por entonces y en esa ciudad, estaba prácticamente prohibido ser católico.
Estrella de la Mañana corresponde a la época más oscura que yo he conocido en este país. La gente era perseguida de la manera que ha sido establecida en el Apocalipsis.

¿Cuál es esa demencia que se invoca en su poesía?
Es la demencia en sentido total. Hay formas que obedecen a los nervios centrales. Y otras a los nervios periféricos.
Y puede ser también un castigo. El que va a nacer elige ser bueno o malo. Eso también pasa hasta con las vacas. Ahora bien, la mayoría de los dementes tiene la médula desviada. Cualquier enfermedad, aun el cáncer, es estado de locura. Los médicos tendrían que seguir realmente las enseñanzas de Hipócrates, que hasta curaba con el fuego. Y hay incluso gente que se alegra de estar loca. La demencia debe ser vista desde un punto de referencia moral. Y a esa pobre gente que está en este hospicio, habría que darle buena comida; la comida es mala. Enseñarles a sentarse en la mesa, a no robar, a no blasfemar. Y cambiar fundamentalmente la higiene. En mi poesía invocaba la locura. Aquí se conoce la locura. Ya estaban anunciados mis sufrimientos. Yo soy el Jacobo Fijman que aparece en los textos de Notredamus. Y ese día vi como un puñal. Y me dije: «quién sabe lo que van a creer de mí; quién sabe lo que van a hacer de mí ». Pero yo nunca he querido ser dictador. Ni matar a nadie. Soy un santo.

¿Se siente un enfermo mental?
No. Rotundamente. No. En primer lugar porque tengo intelecto agente y paciente. Y mis obras prueban que no sólo soy hombre de razón, sino de razón de gracia.
A pesar de este sitio, que como cualquiera se dará cuenta, no es el más adecuado para trabajar, he continuado en mi tarea, escribir poesía. Y es mi razón la que hace que entienda fácilmente las cosas sobrenaturales.
Los médicos no entienden esas cosas. Se portan fácilmente bien. Pero no pueden ser lo que no son. Simplemente toman la temperatura de la piel. Dan pastillas, inyecciones, como si se tratara de un almacén. Y olvidan que en el fondo es una cuestión moral. Y es que no conozco a nadie que pueda entender la mente. Sin embargo no los odio. Hacen lo que pueden. Lo terrible es que nos traen para que uno no se muera por la calle. Y luego todos nos morimos aquí.

Aporte de Carlos Artusa, para: Isaías Garde - Patricia Damiano

Ignoria, bibliotecahogar
http://bibliotecaignoria.blogspot.com

Dies Irae

Oyez! Oyez!
This is a gala evening!
Veiled angels
Crowd the theatre
To see a play
Of hopes and fears
Motley mimes
Toss about the scene
Held up by therads
Sinking in the deep
Onstage
In a corner
Hidden behind myself
I hold my breath:
In the airless air
Shards of crushed rainbows
Fill my limbo
Placed somewhere
Between world and toys
"Do you want to play with me?"
In the soundtrack of my survival
The furious small hammers
Fully uprooted
From their key-shaped
Skeleton
Cruelly explore
Every cranial path
Always closer...Always more painful!
The sharks' fin
Is sighting straight for me:
Creatures or spirits
I beg you!
Maybe it's the delirium
Of my morbid ratio
Is that voice that lies
Deep in my intimate self
To allow this swimming
Through the lymphs of victims
While dark reigns over
The sons of putrefaction!
Father of sons all deformed
That like a ghastly stream
Surge out
Through the rusted gates of time-
A deaf dumb eyeless throng
Laughing forever
But smiling no more
The god absent
Or still
"Haec verba audi: Vitam aeternam!"
Like the shaman
Who ingratiates himself
With the deity
Of the animal he hunts
Seeking possession
With the spirit of the beast:
So the innocents
Pervaded with the spirit
Of the great predator-
Princeps huius mundi -
Though burnt in our pyres
Will transcend time
Soaring over
Physical extinction
Domine te voco
Iustum mihi ostende unicum
Talis monstris ob spectaculum
Stupefactus ego moriar... on meurt a moins!
Hooked hands
Stretched out above
In the ultimate endeavour
To clutch an atom
That does not sink
In the day of wrath
The hungry marionettes
Wake up - come alive
While birds of soul
Usher in
The rays of chaos...
"Fatal infection... far all!Epidemy! Epidemy!"
Dies irae!
Feeding on fragments of gangrene
Teeth crumble
Toes fall apart
We crawl like earth-worms
That resembled rats and birds fight over
Scored by silence
Spirits creep
Out of the secret nooks:
Scatter in the streets
Each one
Choosing his own
Beloved prey
Among the trees
Holding her out my hands"What about a walk?"
I avoid the sharp splinters
Of her sweet shattered gaze
Step by step
Into the labyrinths of doubt
Every shelter: a trap
While distresses I witness
The twilight of my heart
You spread around drops of light
Unaware of the rustle
Of invisible syllables:"You will not get out
Of eternal peace!"
And the virgin blade kisses-
Freeing -
Your white throat
No pain
I'm quite sure
She feels no pain!
The voice
Still throbs:"Each man
Kills
The thing
He loves!"(incubus)
In the purple flashes
Of the blazing blood
Slowly we vanish
In and around ourselves
Cells of spirit dissolve
Bit by bit...
"You will not get out of eternal peace!
You will not get out of eternal peace!"
Suddenly the void
Fills your first born
Vibration
Just the still splendour
Of your icy wards endures
I see you through my tears
Tears that nobody ever will dry...
"You will not get out of eternal peace!
You will not get out of eternal
Peace/kill/sleep/murder/death"
The last word of my script
Is now diclaimed
Time is over
And there's no whispering prompter
To ease my scenic solitude
The crawling shape intrudes
And while I open my arms
It seizes me in its jaws!
"This is my body, which is sacrificed for you!"("Into thy hands I commend my spirit...")
Oout.
Out are the lights.
Out all
And over each quivering form
The curtain comes down
Like a funeral pall
With a rush of storm
While angels-
Pale and silent -
Rising and unveiling
Affirm
That we are witnessing
The tragedy
"Man"
And its hero is...

The conqueror worm

Yet I would lose no sting
Would wish no torture less;
The more that anguish racks
The earlier it will bless
And robed in fires of hell
Or bright in heavenly shine
If it but herald death
The vision is divine
The still look
Curled up in the strait-jacket
Fading of tears
Behind every kiss:
A potential Judas
Desire of biting
The vital artery
Mine
Or of the first passer-by
Insects with legs
Torn off
My nails one by one
Shards of glass
In eyes of cat
Smile.
Or simply: ivory
Good night
Plug disconnected
Some flowers
In the first month
Then just:
Earth.


(Por Devil Doll)

El Sereno (otra historia de la vida real)

Ah, los hombres. Sí, me conflictúan, debo aceptarlo. Por más que sea en teoría, ideológicamente una feminista – y enfatizo el último término ya que, como todas las cosas en las que creo, nunca van más allá de un papel escrito o una pintura – en la práctica sería una burla para ellas; mantenida a los 26 años, alérgica al trabajo y a la independencia, incapaz de tratar a cualquiera con el que haya tenido intimidad y/o sexo con la indiferencia que quizá se merecería después del orgasmo ausente o milagrosamente presente. Sé que un breve resumen de mis experiencias sexuales arrancaría más risas que cualquier presentación de Ellen de Generes: bastaría con relatarles una sola de mis advenedizas “aventuras amatorias” para instantáneamente coronarme como la Nueva Reina del Stand-up Comedy.
Y es que, al hablar de sexo, inmediatamente me viene a la mente cuando intentaba tirar con mi enamorado (el que duró una semana y que me había “caído” por Internet) que tenía al fin un pene más ancho que los usuales fideos que me tocaban, pero al que no le entraba ningún condón que podría pagar, o cuando tuve sexo con mi amigo F. el cual había amado desesperadamente por 2 semestres, amor que finalizó al introducirme esa tripita después del mejor sexo oral que había tenido, y, que, encima, no pudo mantener erecta, o cuando, después de haber deseado tirarme a un polaco metalero de pelo largo (el mas simple pero no menos tortuoso de mis fetiches) logré mediante engaños convencerlo que necesitaba urgentemente su ayuda para un trabajo universitario; después de mucho alcohol y marihuana acabó encima mío sin ropa (sus carnes fofas pedían a gritos su polo de Metallica de vuelta) y justamente , mientras me penetraba, en el exacto momento en el que al fin había logrado olvidarme del mundo y sólo estaba presente el placer; sí, en ese único e infrecuente momento, saca su pene y ¡vaya! si estaba lleno de sangre...
Sé que debí decir que era virgen o simplemente hacer como si no había nada, pero, para hacerme tropezar, llámenme por favor; se me hizo tan gracioso que mediante algún gesto él lo notó y, siguiendo con mi mala racha, resulta que había sido un polaco metalero PERO CATÓLICO (mierda, ¿dónde están los de antaño adoradores de Satanás, amantes de los sacrificios sanguíneos?) y parece que en su enseñanza cristiana no se le estaba permitido tener relaciones sexuales cuando “la mujer era impura”... Salió despavorido y con él se fueron mis posibilidades de algún tipo de satisfacción sexual en compañía de otro.
Mis amigas heterosexuales han perdido las esperanzas conmigo, sin duda. No lo dicen (al menos no con esas palabras) pero sé que para ellas, al menos en ese campo, soy una looser, una perdedora, que se yo... “bien monse”, ja.
Han arrasado con todo lo que han querido y con lo que no quisieron, también. Y yo fielmente intenté una y mil veces seguir sus pasos y reivindicarme como la mujer libre y sin represiones que todo a mi alrededor parecía demandar (las películas, la televisión, las feministas, mis amigas) pero cada vez que acababa abierta de piernas con algún desconocido me era imposible olvidarme que eran mis piernas las que él estaba tocando, y entonces me percataba de ellas, y de mi cuerpo, y dejaba de sentirlo, y me iba en ideas abstractas que nada tenían que ver con lo que en el momento estaba haciendo y que se supone tendría que captar mi total atención...
“Señor Psiquiatra, Doctor, será que tengo A.D.D.?”, aunque sé que él me diría que tengo otra cosa; un psicoanalista no dudaría un segundo para catalogarme de histérica... A veces me pregunto si aquella terapia del Dr. Feijoo que consistía en abrazarme para que pueda lidiar con el contacto físico cuando ya tenía 18 años sirvió de algo o tan sólo me “cambió” el cóctel de medicaciones que me llevaron a perder mi virginidad con el primer loco que (y tómenlo literalmente, ya que era esquizofrénico) decidió ver en mí a una chica “dominante”; cuando todo el mundo andaba cachando por allí yo tenía que aguantar los paternales abrazos de mi psiquiatra después de haber llenado la hojita con “Inderal, Zoloft, Rivotril, Edronax...”.

Bueno, era uno de esos días en que se me había hecho el milagro y me dirigía a la casa de mi buen amigo J. (yo y mis “buenos amigos”) después de haber tomado unos pisquitos y fumado lo suficiente para no pensar en mucho más que en el placer mientras me estén penetrando... Así es que tomé un taxi muy contenta, casi sin poderlo creer ya que éste era un niño hermoso, con una gran pinga y de pelo muy largo, sintiendo como mi cuerpo ya había sido capturado de antemano por el placer que el psiquiatra me mostró que se puede hallar en los psicodislépticos (medicación y marihuana: aún no distingo la diferencia), radiante joven vestida de negro y con ojos rojos, entonando alguna tonada distorsionada que ya no recuerdo... Mis últimos soles se fueron en ese taxi blanco, al que ingenuamente pedí que se estacionase antes para no despertar a la madre del nínfulo.
Luz apagada, cuarto negro como mi ropa. Chibolo conchasumadre se había ido a dormir temprano. Me hubiese gustado decir que me hallaba sorprendida, pero, en cierta medida me lo esperaba; todo había sido demasiado perfecto y armonioso como para tener el final feliz que yo deseaba, si bien verdaderamente, no esperaba. Gracias a los altos niveles de tóxicos en mi sangre no sentí ni tristeza ni frustración al ver que en esa noche la puerta del desfogue corporal no se me había abierto y que tenía que conformarme, como siempre, con la paz química que parecía, sin embargo, más cómoda en precio y en accesibilidad.

Los Hombres, pues sí, me conflictúan. Y no hablo solamente de la minoría a la que le cuelgan los órganos en la entrepierna... La humanidad en sí, a veces, me es francamente incomprensible. Situación que me hace sentir más y más humana cuando no me entiendo día a día mientras me voy esforzando para hacer lo que “se debe hacer” matando a todos esos “querer hacer” bizarros y anormales que me recomiendan enérgicamente que me rinda y me entregue a la fantasía hermosa que los analistas de la mente llaman “locura”; bello mundo donde todos mis sueños se harían realidad si tan sólo mi mente, acostumbrada a vivir en este mundo “real” no hubiese aprendido lo que son las pesadillas.
Escapando de la humanidad (o, al menos, negando su existencia mediante engaños sensoriales) fue cuando aprendí de las maravillas que me ofrecía la noche. Por eso que, encontrándome bajo la puerta de quien no llegó a ser nuevamente mi amante, sólo atiné a dar un suspiro y seguir mi camino por las calles grises y bajo ese cielo tan únicamente rosado por la neblina limeña. No tenía ni marihuana pero no me importaba al sentir que era yo nuevamente la reina de la noche y de esta realidad en donde sólo me encontraba yo y mi sombra espontánea que nacía de algún foco amarillento que eventualmente aparecía en mi marcha. La canción aquella estaba siendo tarareada, otra vez mientras me convencía que una noche de pasión no se comparaba al libre placer de poder caminar sin la interacción humana usual en mis recorridos diurnos.
Así cantando llegué a un parque desolado con luces altas y naranjas, de pasto vívidamente verde y árboles con la base pintada de blanco. Me senté en una banquita y saqué mi cámara para tomarme algunas fotos; sí, ésa era la expresión de la despersonalización... La logré capturar en el instante mismo en que ocurría, qué afortunada. Y es que después de mirar las fotos en la pantallita de aquella cámara digital me sentí conforme ya que algo había salido de aquella noche patética, así sean un par de fotos de mi cara con los ojos rojos. Y respiré aliviada observando el abandono del parque por la infesta humana; oh sí, nada se podía comparar a la verdadera soledad, a cuando al fin no hay nadie y que eres tú nada más en medio de este mundo hermoso que es perfecto cuando ya no te sientes. Es que estos momentos llegan a ser una exclusividad hoy en día; atesorados y añorados por su rareza, en nada comparables lo poco que esta sociedad “peligrosa para las señoritas decentes” te autoriza: ese aislamiento artificial de cuando sales por la noche a “divertirte” y ves gente bailando y hablándote a tu alrededor pero, en donde al menos, gracias al contraste de su felicidad con tu aburrimiento entras a ese estado tan apacible del autismo forzado por el displacer de observar a tus compañeros de especie disfrutándose unos a otros complementándose con tu propia incapacidad de hacerlo... No, esta vez si era únicamente yo para permitir no percatarme de la puerta sensorial por donde entran los torturadores. Sólo yo para olvidarme al fin de mí...

-Señorita, buenas... um, es algo tarde para que una dama como Ud. esté, usted sabe, sola... en un parque...

¿Y de dónde había salido este Sereno... de debajo de la tierra?

-¿Es ilegal ya que uno se siente sola en un parque a pensar?
-No, claro que no señorita, pero, mire: son ya las 2:30 am y bueno, es peligroso...
-Lo sé bien.
-Pero, bueno, no sé... ¿Por qué habría de estar sola aquí, así? Es decir...
-Porque espero todo el día hasta que se vaya el sol y después seis horas más para poder tener algo de tranquilidad y justamente evitar que me INTERRUMPAN mientras pienso en silencio...
-Pero señorita, es tan tarde, y algo le podría pasar – Este Sereno parece que no entendía de indirectas.
-Mire, señor, yo sé bien a lo que me expongo y he estado miles de veces en esta situación y hasta ahora no me ha pasado nada... en todo caso, es mi responsabilidad, ¿no?
-Si, si claro, señorita...pero – se bajó de su moto – no entiendo que hace sola tan tarde – se quitó el casco – es de noche, usted sabe y, bueno – se quitó los guantes – dígame, ¿me puedo sentar allí al lado, en la banca?
-CLARO QUE NO.
-Ah, más bien disculpe... No, es que, verá, yo soy nuevo, y... no conozco mucho la zona, y la verdad, quería conversar un poco...
-Mire, yo entiendo que Ud. esté aburrido, pero si justamente he esperado tanto rato para poder...-
-Es que se está tan solo a estas horas- ¿Si, no me diga? Por eso estaba aquí sentada en una banca, para evitar que LA GENTE ME HABLE – Y Ud. que es una señorita tan bonita...
-Si ha venido a gilearme, por favor-
-No, no, disculpe, es que, bueno, y dígame, ¿es Ud. de por aquí?
-No.
-¿En donde vive?
-No le pienso dar ni un tipo de información personal.
-Ah ya, ya, no, sólo quería saber... ¿Y cual es su nombre?
-Le he dicho que no pienso darle ningún tipo de información personal.
-Ah ya.- empezaba a pensar que este sujeto sufría de algún tipo de deficiencia mental. – Bueno, ¿y qué hace sentada en una banca?
-Pienso.
-Y, se podría saber, usted… señorita... ¿usted, en qué piensa?
-En por qué es tan difícil escapar de la gente
-Ah ya- no, no entendía nada de nada – Y Ud, ¿tiene enamorado?
-No sé a qué viene esa pregunta...
-Es que, es normal ¿no? Yo, por ejemplo, tengo hijos... ¿Usted tiene hijos?
-No gracias. No me interesan esas cosas la verdad.
Allí noté que me miraba medio extraño. Utilizaría la palabra “análisis”, pero, era evidente que este hombre hacía algo similar si bien estaría en un nivel inferior: su mente no daba para tal proeza.
-Señorita... sus ojos... ¿Ha fumado algo?
-No, no tengo nada, lastimosamente.
-Pero hay algo raro en sus ojos... No me malinterprete; a mí me gusta mucho fumar, las drogas son muy ricas – este es el tipo de cosas que sólo pueden pasar aquí en Perú en donde los que fiscalizan son siempre los peores– y me encanta la marihuana... ¿No tiene algo por allí? Hace tiempo que no fumo...
-Como le dije, yo no tengo nada.
-Ah ya... Entonces, ¿Por qué tiene los ojos así?
-¿Así cómo?
-Tiene los ojos pintados de negro y tiene ojeras y... no se, se ven extraños...
-Bueno, son las 2:30 am... es lógico que tenga ojeras.

Me miró los ojos muy confundido; me miró de arriba abajo.

-Señorita, no sé... es tan extraño verla así, aquí, toda vestida de negro... No lo sé...- intentó hilar algún pensamiento, parece, - No se moleste, pero ¿puedo hacerle una pregunta? No se ofenda... claro...
-A ver, pregunte, no me ofendo.
-Señorita... ¿es usted humana?

Un Serenazgo al frente mío en un parque desolado que sentía que le estaba hablando a una aparición o un alien o qué se yo... ¿Se podía poner más ridículo?

-Señor, justamente, yo misma me lo he preguntado tantas veces.
-Pero, señorita... no se vaya a ofender... déjeme decirle que usted... usted... Usted me da miedo, señorita.

Sí, se podía poner más ridículo. Y es que es así, cuando uno piensa que la vida te ha ofrecido todas sus cartas y que uno simplemente se encontraba en la situación más irónica, ¡zas! Te sorprende con otra aún peor. Estaba allí, hablando con un sereno que quería seducirme, mientras se preguntaba si yo era “real”, cosa que, al parecer, no menguaba para nada su deseo.

-¡Vaya señor! Mire Ud… Jamás pensé que llegaría el momento que hasta un sereno me temiera; es decir, Ud. estaría aquí para protegerme y... ¡me tiene miedo!- le dije mientras moría de la risa.
El sonrió, aún temeroso pero algo aliviado.
-Señorita... es que... nunca había visto a alguien como Ud... Es, en verdad, extraña... muy extraña...Y usted... ¿no ve muertos?
Ahora entramos al “sexto sentido” parece.
-No, no veo muertos.
-Y Ud.... ¿Está del lado de Dios?
-Justamente yo estoy del lado contrario.
Se percinó.
-Válgame dios.... no me diga esas cosas señorita, porque, me asusta, ¡por favor! ¿Es que Ud. es satánica?
-No, pero, de cualquier lado en que Dios esté, yo estaré del lado opuesto. Porque si Dios es masculino, debería existir una contraparte, una parte femenina que se le oponga como opuesto... De ser así, yo creería en ella.
Ahí está, para que piense un rato el tipo.
-Oh, que interesante, señorita... En verdad tiene sentido. – Nuevamente me inspeccionó con un rostro, que supongo, sería su expresión “seductora” y con una sonrisita de a lado me dijo - ¿Y Ud. qué hace?
-Ah... pues pinto.
-¡Vaya! Y... ¿Cuándo me cobraría por un dibujo?
-Bueno, así pequeño... 50 dólares- Su cara fue de incredulidad absoluta.
-¡Que caro! Ud. cobrará así... Pero en su cabeza- ¿acababa de hacer un chiste este sujeto? – Bueno, está bien, yo le pago... Pero si me dibuja calato.
-¡¿Calato?!
-Si pues señorita... yo quiero que me dibuje calato.

¿…Calato?

-Bueno... si, he hecho desnudos muchas veces... Pero no espere que vaya sola a hacérselo...
-Ah no se preocupe, puede traer a todas las amigas que desee.
-No, si sería un amigo...
-Ah, bueno, claro... tráigalo nomás... Aunque, a decir verdad, ahora que lo pienso, tengo una consulta para Ud. señorita.
-¿Otra más? A ver pues, pregunte.
-Lo que pasa es que hace tiempo querían que alguien me haga un video... ¿Usted sabe hacer videos señorita?
-En efecto.
-¿Y cuánto me cobraría por eso?
-Depende. No menos de 150 dólares.
-Asu, ¡qué caro señorita! ¡Eso no me alcanza con el sueldo que me pagan!
-Pero así cuesta pues.
-Vaya, bueno… Le explico: lo que pasa es que unas amigas mías hace tiempo me ofrecieron para filmarnos los tres, usted sabe... Pero en el momento me asusté, nunca lo he hecho con dos chicas a la vez.
-Disculpe, ¿me está pidiendo que le haga una porno con usted como protagonista?

…Y es que así es como ocurren las cosas en mi vida; yo supongo que ésta es la razón por la cual mis sueños son, en rasgos generales, aburridísimos: ¿es que se puede competir con una realidad que deja a la ficción como una mentira mal contada? Eran ya casi las cuatro de la mañana y un Serenazgo me estaba pidiendo que le haga un video porno tirándose a dos chicas, en medio de un parque desolado, en un día de semana como cualquier otro. Él supuestamente trabajando, yo esperando a que suceda no se qué en una banca, sentada como siempre he esperado a los eventos, en una noche que se podría describir como francamente mediocre: cielo rosado, ni una sola estrella, con una especie de frío sarcástico que no hiela pero que te moja hasta los huesos... Una de esas noches que sólo te puede ofrecer Lima la Horrible.

-Déjeme decirle que entonces yo traería más de un acompañante para filmar eso.
-No hay ningún problema señorita. Pero una oportunidad así no se puede volver a perder... Bien cojudo ¿no? Debí haberles aceptado.
-La verdad que sí. Usted lo ha dicho.
-Ah, qué tonto. Pero, ahora podré decirles nuevamente... Y Ud. ¿no querría participar también?
-NI LO PIENSE.
-No se moleste señorita, pero, es que usted es tan bonita...
-Basta. Le dije que no quería que me esté gileando.
-Pero señorita, yo le digo la verdad....
-No hablaré con usted más.
-Está bien, disculpe señorita.
-Señor, pare un momento y observe esta situación: yo estaba sentada en un parque, queriendo estar sola.... Y un SERENAZGO ha venido no sólo a hablarme, sino, a ofrecerme para hacer un video porno. Niégueme que ésta no es una situación extraña.
-Yo hubiese querido hacer un video con usted pues señorita.
-¡Aaaaaaah!!! ¡Y dice que yo soy extraña!!! ¡Pero dése cuenta por favor!… ¡Usted es el que está completamente loco!

El tonto Serenazgo al fin se rió. Yo me limité a preguntarme si es que mi vida en verdad no sería la comedia que el Dios en el que no creo escribe para relajarse en las madrugadas en que no tiene sueño. Pues, sí, esta había sido una noche más sin sexo. Una noche más sin olvidarme de quién era yo. Una noche más en que me demostraban que era imposible escapar el ser vista y en la que irónicamente me habían recordado que todo depende de cómo se mire a las cosas: algunas personas habrían huido espantadas ante tales ofrecimientos que para muchos serían más que indecentes, una falta de respeto, un insulto, una ofensa. Pero yo me había quedado a participar como jugadora risueña de una de las escenas más extrañas de mi vida sin miedo ni indignación porque hace mucho tiempo atrás aprendí a encontrarle la gracia a la ridiculez de las situaciones en las que suelo verme envuelta...
Para el Serenazgo, yo era una linda joven sentada como puta en una banca. Para la mayoría de hombres con los que me había acostado había sido poco más que una loca conflictiva e incomprensible sin un cuerpo particularmente bonito. Para unos pocos, mi distorsionada creatividad era cautivante... Mientras que, para mí, yo era la guerrera del bando perdedor en la lucha diaria para integrarme al circo humano del que jamás me habría percatado si es que, de vez en cuando, no me hincara.

Me levanté porque ya no tenía sentido seguir hablando: le hubiese quitado la gracia a todo el asunto. El Serenazgo no se vio muy contento, pero se despidió cortésmente. A lo que le dije:

-…Y que la oscuridad lo acompañe.

Se puso pálido y se percinó por última vez.