Abres los ojos y lo primero que piensas es “no, otra vez” y el dolor en todo el cuerpo, la tristeza o melancolía o depresión o lo que sea, se te hace tan difícil moverte, quien lo va a entender, nadie, sólo tú y tus temblores matutinos que llegan hasta la media tarde o el ocaso en los peores días, cuando es tan complicado agarrar un lápiz y dibujar una línea que salga recta, o tomar un vaso con agua sin que esta tiemble como si bailara al ritmo de las pisadas del Tiranosaurio Rex en Jurassic Park; hoy eres como la gelatina Royal de la propaganda pero en verde porque se te ha ido todo el color del rostro, te levantas porque ya qué te queda, quedarte retorciéndote en tu cama no te lleva a nada, párate mejor y come algo, las calorías pueden darte esa energía que no tienes ni idea donde quedó si aún no has hecho nada, si recién te despiertas… Quién va a comprender que el moverse es la más intensa de las luchas, que hasta tienes que pensar en dar cada respiro; ni qué esperar hacer algo productivo: con las justas el mayor logro del día será si logras salir de tu cuarto antes de que caiga el sol, cosa que rara vez logras igual, y después te preguntan que por qué llegas tarde a todos los lugares, y qué mierda les vas a decir, que no te puedes mover, que te duele todo pero no te has golpeado, que es como si te hubiesen bajado el switch a “off”, pero si no ha pasado nada, si todo está bien en tu vida, esto es porque así tú lo has decidido, te gusta, te gusta en verdad, quieres llamar la atención, todo está en tu mente, tú eliges, desprográmate y serás libre, libre en el amor, pierde el miedo, sé feliz, tonta.
Tienes que hacer cosas hoy y no hay escape a eso, es imperativo salir desde temprano, oh no, oh no, la mañana no, si es que he dormido algo no por favor, sólo la aguantas cuando ves salir el sol de madrugada, ese cielo azul hermoso, de ese color debe ser el cielo del paraíso piensas, y sientes una felicidad única que te gustaría compartir pero todos duermen, en todo caso cuando están despiertos siempre es temida, esa luz azul indica el advenimiento del fin de la juerga o la carencia de sueño nocturno, es el temido indicador de que debían estar durmiendo hace rato y todos piensan oh no pero tú te quedas en silencio con tu esbozo de sonrisa en la cara, maravillada con el cielo y entonces ya no estás entre los otros si es que siguen allí (que en todo caso sucede rara vez) pues de nuevo te has ido al “otro lado”; aquel sitio que nadie conoce pero si son observadores pueden reconocer que llegaste, que ya te fuiste de “aquí”, y claro, te es complicadísimo interactuar con el resto de la humanidad porque ya no se les siente, se les ve pero están tan lejos mientras te asumes de otra especie porque ya no entienden nada, no te entienden nada de nada.
Quién me libera de esta mierda, quién me la quita y se la lleva.
A cambiarse, cualquier vestimenta da igual, a veces te puedes arreglar en extremo para esconderlo y creerte que todo está o.k. porque se te ve o.k. en el espejo, lo que no saben es que esa imagen jamás la sentiste como tuya, ni esa ni ninguna otra, y que cada día tu reflejo te fascina más porque es un reencuentro con lo inexplicable, con el hecho de que tengas uno y que se suponga que el que estás viendo ahora es justamente el tuyo; mueves el brazo hacia arriba, tu imagen hace lo mismo, es simplemente increíble… Otros días ya ni te das cuenta que te has puesto porque ni al espejo te viste, ni te acordaste de tu imagen ni de tu reflejo; ya no pensaste en nada. Y sales y sueles olvidarte hasta de tu nombre, ninguna de las calles son familiares así recién estés al frente de tu casa, y todo parece amenazarte pero nada te da miedo porque no lo sientes tampoco, sólo está el malestar y el temblor que hace que te acuerdes que aún tienes un cuerpo, y caminas un poco más aunque es extenuante, ah, la combi, cuál combi, esa combi, sí, espera, espera que ya llega…
“Psst, psst, mamacita”
No sabes por dónde empezar a explicar lo que sientes cuando te interrumpen en medio de tu drama diurno: esa contradicción es ya demasiado para que sea algo llevadero, tú, que ni puedes con tu humanidad, que ni te acuerdas que existes dentro de un contexto en donde también hay otros, esos otros que encima te atacan con deseo, disculpa, esto también es una violación, penetras mi burbuja sin autorización conchatumadre, oye, crees que soy tu perro, que mierda te pasa huevonazo… La verdad es que en esos días ni lo(s) insultas de vuelta pues qué energía vas a tener para contestarle(s); ninguna, a lo más lo(s) mirarás con odio porque han resaltado la división, malditos hijos de puta irrespetuosos, para qué me miran, carajo. Y tras un momento en silencio te das cuenta que justamente no te diste cuenta del inicio de los pensamientos de siempre, del rojo expandiéndose sobre tu cama, de la vía tan sinceramente abierta, de la mancha en los tejidos que la absorben, de ese sueño en el que te sentirás indescriptiblemente cansada, más que hoy o nunca, y te regocijas en ese pensamiento con morbo, sonriendo por un instante porque aún tienes ese poder, eso sí lo puedes controlar, ahí sí podrás elegir realmente; pero es un juego, ¿no? Es sólo un juego mental, sí, aunque no puedes controlar ni lo que piensas ni cuando ahora te sientes poderosa por un segundo, has añorado esas ideas las cuales en días como hoy en definitiva no puedes rechazar porque vienen obsesivamente, entonces es mejor entregarse nomás, y pensarlas con (dis)gusto y (des)agrado mientras esperas a la maldita combi que no pasa, y tú que caminas de un lado a otro sientes que te arrastras, que te estás sobando contra las paredes para no caerte, tan cansada; no ha llegado ni el mediodía pero tu estás ya molida y con demasiadas ganas de volver a dormir.
1 comentario:
ES UNA PRECIOSA-DOLOROSA ESCRITURA SOBRE UNA INTENSA DEPRESION Y LA NARRATIVA ES ALTAMENTE DESCRIPTIVA.
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